jueves, 30 de agosto de 2012

Fábula charcañola - Enmascarado





El día grande de las fiestas San Guijuelo comenzaba a despuntar, se cumplía aniversario de la fundación de la Charca de las ranas y de muchos lugares venían a participar, hasta de Charcaña se iban a esperar.
A tal celebración acudían tantos, que se hacía escaso el hospedaje, pero como el tiempo ayudaba, el día no daba para dormir con tantas atractivas propuestas.
Sin más, todo era puro jolgorio, juerga y canturreo y lejos quedaban los problemas y las cosas serias. Era un día de lujo, por y para la celebración, y desde muy temprano los puestos ambulantes exhibían todo tipo de alhajas, suvenires y viandas típicas de la comarca.
La más guapa ya estaba elegida, y junto a Puck, la “mandamasa” general, animaba a todos a la buena celebración.
Los menos pudientes, se ambientaban con lo que podían y quien se lo podía permitir, no escatimaba en el rico manjar del lugar. Su olor estaba en el aire y aunque escaso, todo el mundo aspiraba a merendar.
Y es que…al precio del mosquito autóctono quién podía llegar.



MORALEJA:
Disfruta del la Charca mientras la vida te deja,
si esperas solo por el beso de una princesa,
es posible que termines ilesa,
pero seguro que igual de vieja y pelleja.

Enmascarado

lunes, 27 de agosto de 2012

Sistema reproductivo en la charca de las flores - Laura



El batracio avanzó dos saltitos al ver una bella flor. La ranita intuyó sus intenciones y saltó tres veces en dirección contraria. Así pasaron la tarde, jugando al escondite, zigzagueando con sus saltitos  y rodeando la rosa silvestre una y otra vez. Con las luces del crepúsculo, los pétalos de la flor se encresparon, los pistilos se irguieron y una voz muy firme salida del mismísimo tallo les dijo :¡basta!. A lo que batracio y ranita respondieron ¿croac? parándose en seco. Quietos como estatuas no se atrevieron a mover un anca. La luna salió, se escondió, el sol salió, se escondió, y la flor, triunfante por su autoridad, vivió cinco días más, pero  murió al séptimo. De nuevo comenzaron los saltitos jugando al pilla pilla hasta que la rana, exhausta, se cansó.

Todos sus hijitos son expertos en rodear florecillas, pero ninguna de ellos sabe que una simple palabra bastará para que paren. (¡Paren!, del verbo parir, en este caso).

Laura
De mis palabras y las vuestras

jueves, 23 de agosto de 2012

La charca de las ranas - Purificación Menaya




-Hola ranita, qué charca tan bonita, dime, ¿dónde estoy?
-Estos son los jardines de Puck.
-¿Quién es Puck?
-Puck no es un duende, aunque se ríe como los duendes, es traviesa como ellos y hace desaparecer nuestras tristezas. Ella es una princesa rana que le gusta invitar a sus amigos a sus jardines.
-Hay mucha paz aquí dentro, parece como si el tiempo se detuviera.
-La ranita Puck es experta en parar el tiempo.
-Y además oigo muchas voces, que me traen leyendas y canciones de un tal Sabina.
-Es un coro de ranas cantoras que nos croan cuentos de todos los colores y sabores.
-Oye, ranita, yo no me quiero ir de este jardín.
-Pues quédate preciosa, solo te pedimos que te animes a contarnos tú también un cuento.

Purificación Menaya


lunes, 20 de agosto de 2012

Siempre lo puede disecar - Ángeles Sánchez

A simple vista parecía un Ranoide Natatanura Mantellidae, a buen seguro proveniente de Madagascar. La señora lo había encontrado en el asiento de atrás de su coche, mientras aspiraba las pelusas de su gato tricolor. Croak.- dijo el bicho en un suspiro, y ella, en un intento de encontrar al hombre de su vida, lo besó, quedándole en los labios una viscosidad maloliente.
Mala fortuna la de esta mujer, encontró a su príncipe azul, le besó y estiró el anca. Seguramente su tiempo había concluido.



Ángeles Sánchez
Mundo en un grano de arena

jueves, 16 de agosto de 2012

Un añito croando

Érase una vez una rana que empezó a croar en su charca. Enseguida se dio cuenta de que no escuchaba solo su voz. Y pensó en el eco. Volvió a croar. Sonaba diferente. Entonces dejó de centrarse en su voz y miró más allá de su nenúfar. Allí había otra rana, y otra, y otra... Su charca ahora era la de todas. 



La Charca de las Ranas celebra su primer aniversario con un cambio de imagen que, es totalmente criticable, es decir, abierto a sugerencias y posibles modificaciones para conseguir que vuestras microrranas, verdaderas protagonistas de este espacio, se muestren de la mejor manera posible. 

Gracias a todos por la colaboración prestada hasta ahora y sigo esperando vuestras ranas. ¿Quién no tiene un batracio entre sus letras?. Y ahí lanzo un reto... ¿quién pone letras a la imagen de esta charca de ranas?

croak, croak
Puck
Los jardines de Puck

lunes, 13 de agosto de 2012

La ranita esteparia - Cybrghost

En medio de la fría estepa existe una pequeña laguna, llamada del Calor Humano, rodeado de un pequeño jardín, donde salta alegre una ranita inquieta a la que todos llaman Puck 



Texto: Cybrghots - La guarida del Coyote 
Imagen: Mar Glez - Los Jardines de Puck


*Si os fijáis bien en la imagen,seguro que encontráis las ranas. Esta charca no es esteparia, sino palmera. Está en unos jardines de Los Llanos en la isla de La Palma que me enseñaron este verano Ana y Su. Con esta imagen y las palabras de Miguel Ángel, que agradezco enormemente, este blog abierto cumple esta semana su primer aniversario. Gracias a todos por estar ahí, por chapotear conmigo y hacer realidad este proyecto que continuará... con algunas novedades. Hasta aquí puedo leer. El jueves estáis invitados al cumpleaños y las conocemos juntos. 

jueves, 9 de agosto de 2012

Crisis matrimonial - Sara Lew


— ¡Eres un anfibio! —le espetó encolerizada doña Rana a su marido— Cuando no estás conmigo chapoteando en la charca te arrastras por el sendero para encontrarte con la princesa. 


Dos ranas. Chris Wormell


Sara Lew

lunes, 6 de agosto de 2012

Una vieja princesa conduce un camión - Sandro Centurión

La verdad es que no vivieron felices por siempre. Apenas unos meses mas tarde discutieron y el príncipe azul prefirió volver a ser sapo antes que seguir con ella. Una noche escapó del Palacio y nunca más se supo de él. La princesa se quedó sola, la monarquía entró en decadencia y pronto perdió todo su dinero y su poder. Los años pasaron y la princesa, que ya no era princesa sino una pobre mujer, se hizo vieja y demacrada. Hay quienes dicen que ahora maneja un camión de transporte. Aseguran que sólo recupera su dulce sonrisa de princesa cuando las ruedas de su camión aplastan sapos en la ruta.

Sandro Centurión

jueves, 2 de agosto de 2012

Anfibios encantados - Mondorino y Clara Varela



Tras largo tiempo dedicado al estudio de los cuentos de hadas, el profesor Jacob Harris acabó convencido de que los anfibios encantados existían realmente. Creía que en algún lugar inexplorado vivían príncipes y princesas transformados en sapos o ranas por el maleficio de alguna bruja vengativa. Para demostrar su teoría, Jacob decidió viajar a los lugares más remotos. Su objetivo era besar a cada anfibio que encontrara y apuntar meticulosamente los efectos de su beso en una libreta.
Durante años, la libreta de Jacob permaneció en blanco porque no obtuvo resultados. Pero un día descubrió una rana junto a una charca recóndita y tuvo la certeza de que era la elegida. Lo supo porque no hizo ademán de huir cuando él se acercó y por la manera en que brillaban sus ojitos saltones al mirarle. Incluso parecía sonreírle. Intuyendo que había encontrado lo que llevaba tanto tiempo buscando, Jacob besó a la rana.
La transformación comenzó exactamente tres segundos después. Aunque no fue la rana quien experimentó los cambios, sino Jacob. Lo cierto es que él no pareció muy sorprendido de acabar convertido en sapo. Miró a la rana con los mismos ojitos saltones con los que ella le observaba a él: ahora sí, estaba seguro de que la rana sonreía. Y se dijo que ninguna princesa podría tener nunca una sonrisa tan bonita.
La rana brincó a la charca y Jacob le siguió. Atrás quedaron su libreta de apuntes, su ropa y sus gafas de profesor. No le importó desprenderse de nada de aquello: sabía que su rana y él vivirían felices. Y comerían lombrices.

Texto: Mondorino
Ilustración: Clara Varela - Escríbeme una ilustración