Temo el sonido envolvente que originan las ondas en el agua cuando algo de densidad mayor traspasa ese opaco muro en el que flotan algunas hojas desperdigadas y, pese a la contradicción, secas. Temo esos árboles que retuercen sus frondosas ramas de un lado a otro de la ciénaga, tratando de ocultársela a un sol impertinente que intenta abrirse un hueco con su mirada de fuego, sumiéndola en una nocturnidad constante. Temo el canto siniestro de esos insectos, desterrados, que tratan de sobrevivir causando estragos. Y sin embargo, adoro el carnívoro ataque de los insectívoros moradores de ese mohoso mundo en el que no caben príncipes pero sí princesas.
Desde su atalaya arbórea otea clandestinamente una rana moteada sus dominios, recordando la dolorosa metamorfosis que experimentó un día, decidiendo por lo tanto que ser verde no le impide ser princesa.
Sucede

No, ser verde no impide nada y menos ser princesa.
ResponderEliminarBesazos desde el aire a ambos dos.
PD. Esta charca se está llenando de ranas preciosas.
Haces bien en temer, por donde vas a ir, aunque su señor es leal.
ResponderEliminarBlogsaludos
Gracias a los dos!!! Y a ti siempre ranita!!! jaja
ResponderEliminarQue triste, hay alguien que odia a alguien.... (esto como con musiquilla...)
Abrazos!!!
El color verde no puede ser causa de impedimento... hay otros que se ponen morados, rojos o amarillo, y nada les impide tampoco ser lo que quieran...
ResponderEliminarAsí que verde y princesa me parece una buena unión.
Besos.
No sé si alguien más ha tenido problemas, pero blogger no me ha dejado comentar antes... aisss...
ResponderEliminarGracias Sucede por dejar que esta rana renuncie a un beso en esta charca. La frase final me parece preciosa y toda una declaración de intenciones: ser verde no le impide ser princesa.
Saludillos
croack, croack
Hay cosas peores que ser verde, desde luego. Y Sucede es un genio y las cuenta como nadie. Me he quedado con ganas de una dolorosa metamorfosis más amplia. ¿Habrá versión en negro?
ResponderEliminar