lunes, 28 de noviembre de 2011

Ojos de rana - Igor Rodtem


La bruja no solía abandonar su guarida, y menos a plena luz del día, pero debía salir urgentemente en busca de provisiones. El pequeño mequetrefe que solía hacerle los recados se había vuelto a equivocar. Aquel maldito aprendiz de estafador le había colado unos ojos de rana por los esenciales ojos de sapo, y sus últimos conjuros habían salido defectuosos. La princesa, que debería haber perdido su escultural belleza, se había convertido sin embargo en la sensación del reino merced a sus nueva habilidades atléticas, con sus espectaculares saltos y su capacidad natatoria. Y el antaño temible caballero oscuro, llamado a derrocar al cuasi-eterno rey, había desarrollado unos amorfos y horripilantes ojos saltones, mientras se pasaba el día embobado cazando moscas.

Igor Rodtem
Lo innombrable y yo

jueves, 24 de noviembre de 2011

Crisis - José Eduardo Lopes


El príncipe azul esta atravesando una crisis de identidad. Para encontrarlo, su amada tiene que besar todas las ranas del pantano.

José Eduardo Lopes
Micro-leituras

lunes, 21 de noviembre de 2011

Amar peligrosamente - Rosa Martínez



La ranita de ojos rojos le dio el beso al príncipe.- Uppsss, se me olvidó que soy venenosa. Muerto, pero mío

Rosa Martinez
Van al aire

lunes, 14 de noviembre de 2011

El tiempo es oro - Paloma Hidalgo



Era tan lenta para lanzar la caña que los gusanos tenían tiempo de metamorfosearse en moscas. Así pescó a la rana. Por si acaso, cerrando los ojos para evitar ver su piel verde y pegajosa le besó, pero tardó tanto en hacerlo que el príncipe apareció arrugado y con signos de padecer una artrosis galopante.

Paloma Hidalgo
Un libro es un jardín de bolsillo

jueves, 10 de noviembre de 2011

El hechizo - Yolanda González Mesa

ranaEl príncipe sobre el que pesaba la maldición se apretó contra las demás ranas intentando pasar desapercibido. No tenía ninguna intención de dejar que aquella princesa le besara, rompiera el hechizo y vivieran felices para siempre.
Eso sí, si alguna vez se acercara a la charca algún bello príncipe…

Yolanda González Mesa
Tinta al sol

lunes, 7 de noviembre de 2011

Despecho - Víctor Lorenzo

Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura: ése fue su primer amor. Y el último, porque después de besarle, ella se transformó en rana. Él huyó asustado y jamás contó lo sucedido a nadie, pero a cambio ha tenido que soportar el desvelador croar nocturno, vengativo, toda su vida. Mudarse a otras casas no ha conseguido esquivar la implacable persecución. Harto, el viejo decrépito y ojeroso que medio siglo atrás fue un apuesto joven, se ha acercado a la charca para ofrecerle el beso que invertirá el hechizo. Como si hubiera ensayado ese momento miles de veces, suspira, rechaza la oferta y se zambulle en el agua.



Víctor Lorenzo
Realidades para lelos

jueves, 3 de noviembre de 2011

Suministos - Alberto Flecha y Helena

Y saca del mostrador la bandeja para enseñar el género; un trozo de carne verde, no mucha, sanguinolenta, cortada al tajo de machete. Vuelan en ochos a su alrededor decenas (centenas) de moscas que brillan como brillan las pupilas del cliente. Son destellos verdes, azules, amarillos… “¿A cuánto?” “A seismil” Pues acepta; es caro pero compensa. El dependiente asiente y toma el cazamariposas más pequeño. Con un añejo movimiento de muñeca enreda decenas (centenas) de los insectos nerviosos y de allí al frasco. Se aceleran los movimientos y zumbidos. “Tenga, seismil”. Las manos de la rana que se atiernan sobre el tesoro y al rato, en la calle, mirándolos al sol. Destellos. Y esa lengua golosa que pasea de un lento latigazo por la calva.

 
Texto: Alberto Flecha. La caja de Alberto Flecha
Ilustración: Helena. Heñango