Después de varios intentos fallidos, el decimoctavo sapo de la mañana se convierte en un apuesto príncipe. La princesa solterona, tras unos breves momentos de confusión, queda maravillada ante la belleza del joven. El príncipe, espantado ante la fealdad de la chica. Vuelve a besarlo, con la mente ya puesta en la boda, la lista de invitados, el viaje de luna de miel, las cortinas del salón, los nombres de los niños, dos chicas y un chico le gustaría que fueran... Cuando separa los labios de su futuro esposo queda convertida en una rana. El príncipe respira aliviado y se marcha a paso ligero hacia el castillo. Silba con ímpetu para no oír cómo croa la rana, sola en la charca.
Víctor Lorenzo
Realidades para lelos
Víctor Lorenzo
Realidades para lelos
7 comentarios:
Ah, pobrecilla
La charca hoy está imperdible
Abrazos
Los príncipes siempre te dejan tirado, mejor un vasallo. Muy bueno.
Un placer dejar uno de mis micros en esta charca, con tan buena compañía.
Me gusta esta pieza de Víctor, que reescribe el tópico.
Un abrazo
Que hijo de.... merecía segui siendo rana... jaja
Es que hay veces que la realidad estresa tanto que...tapa y vámonos.
Simpático final.
Saludos.
Víctor, el placer es mio o, mejor, de la charca en la que se queda croando tu rana. Ya te digo que no estará sola jeje
Gracias a todos por chapotear y croar en la charca
croak, croak
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