La verdad es que no vivieron felices por siempre. Apenas unos meses mas tarde discutieron y el príncipe azul prefirió volver a ser sapo antes que seguir con ella. Una noche escapó del Palacio y nunca más se supo de él. La princesa se quedó sola, la monarquía entró en decadencia y pronto perdió todo su dinero y su poder. Los años pasaron y la princesa, que ya no era princesa sino una pobre mujer, se hizo vieja y demacrada. Hay quienes dicen que ahora maneja un camión de transporte. Aseguran que sólo recupera su dulce sonrisa de princesa cuando las ruedas de su camión aplastan sapos en la ruta.
Sandro Centurión
5 comentarios:
Jaja, muy bueno, no me extraña esa sonrisa, creo que a veces nos gustaría hacer algo así, pero no, nos contenemos que no vamos a dejar la tierra sin sapos.
Besos Sandro y un abrazo Puck.
Que vengativa...! jaja
y si, no conozco separaciones "en buenos términos", no quiero decir que avalo la manera de encontrar la sonrisa, solo digo que no me extraña
un abrazo
Jope, qué bueno!!! me encanta la princesa camionera!
Abrazos
Sandro, bienvenido a la charca. Un placer tenerte por aquí
Saludillos a todos por chapotear
croak, croak
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