jueves, 12 de junio de 2014

Contracuentos I - Eduardo Mancilla


Después de un largo viaje montado en su corcel blanco, el príncipe azul encuentra a la bella durmiente, durmiendo. Sin dudar, posa sus labios en los de ella quién, en ese mismo instante, se convierte en sapo. El sorprendido joven, una y otra vez, besa al sapo con asco intentando retomar el argumento de la fábula. El sapo permanece impávido. Ofuscado, lo destripa de un pisotón, sube a su caballo y emprende viaje hacia otro cuento más amigable.

Eduardo Mancilla 
Letra chica 

2 comentarios:

Carmen Cita Rod dijo...

Sorprendente, me imagino la cara del príncipe, azul por lo menos.

Eduardo Mancilla dijo...

Claro, y la cara del sapo, verde pero con los labios pintados de carmesí.