Ella aguardó en vano toda su vida la llegada del príncipe azul; hasta que un día, cuando su reflejo en el agua era el malogrado rostro de la vejez, decidió tomar la iniciativa y hacer realidad sus sueños. Se acercó expectante a la charca, tomó entre sus manos la más hermosa de las ranas, y la besó.
Texto: Sara Lew - Microrrelatos Ilustrados
Imagen: David Lew - Earthquakeboy
4 comentarios:
Lo había leído en casa de Sara y me encantó. Buen texto y buena foto. Un beso.
Sara, David, gracias por esa genial combinación de imágen y palabras para la charca
Mar, croak, croak, jeje
saludillos
Gracias Puck. Es bonito estar otra vez en la charca (esta vez, junto a una foto tomada por mi hermano :-)
¿Dónde mejor podía estar esta rana que aquí?
Un abrazo.
Genial relato.....!!!
Sobre todo porque te deja esperando el final.... :)
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