jueves, 29 de agosto de 2013

Risas y Leyendas - Ángeles Sánchez



Tras sucumbir al hechizo fue encerrada en las mazmorras, en una pequeña urna de cristal, donde, según cuenta la leyenda, se hubiera ido desecando poco a poco de no ser por las visitas de sus fervientes devotas. Con sus pequeñas reliquias vestidas de marfil, su boca llena de encías viudas y en su cuerpito la pose de un salto ficticio, las damas de la corte descendían, siempre esperanzadas, a entregarle sus lamentos.
Y así, a Santa Rana de las Todas las Risas, primero mártir de los besos que no se dieron, luego santa de buñuelos y cosquillas, nunca le faltó agua para su charca gracias al milagro de mostrar, a cambio de una minúscula lágrima, al sapo que todo hombre lleva dentro.

Imagen y texto: Ángeles Sánchez

 

jueves, 22 de agosto de 2013

Princesa - Ana Vidal


Foto: Princesa
Te miras al espejo y te dice que eres la más bella, que a nadie le sienta el lamé como a ti. Pero a medida que pasan las horas la pintura se corre, la botella de vino deja de esperar por él, y las palabras, si las hubiere, se arrastrarían. Y te das cuenta de que los príncipes nunca dejan de ser sapos, por mucho que los beses.

Te miras al espejo y te dice que eres la más bella, que a nadie le sienta el lamé como a ti. Pero a medida que pasan las horas la pintura se corre, la botella de vino deja de esperar por él, y las palabras, si las hubiere, se arrastrarían. Y te das cuenta de que los príncipes nunca dejan de ser sapos, por mucho que los beses.

Ana Vidal
Relatos de Andar por Casa

jueves, 15 de agosto de 2013

Príncipe de Beukelaer - David Vivancos

Os comprendo muy bien, claro que entiendo lo que decís… –rezongó volviendo a abrir los ojos y renunciando definitivamente al beso–. Pero contadme… ¿qué tiene él que yo no tenga? ¿Es su apostura la que os cautiva? ¿O acaso su juventud e inteligencia? ¿Su educación exquisita? ¿El delicado modo con que tañe el laúd? –prosiguió con cierto despecho, saltando de un lado para otro entre pregunta y pregunta–. Podéis ser franca conmigo. Un momento… es por su mata de pelo, ¿verdad? –hablaba el sapo verrugoso entre jadeos, motivados por el esfuerzo que le suponía esquivar los pisotones de aquella princesa histérica que no paraba de chillar–. Ajá, ¡eso es! –exclamó, triunfante–. ¡Es por su mata de pelo! ¡Ahora lo entiendo todo!


muñeco rana con pelo llavero, cuelgamovil abalorios de madera,cuentas de madera,lana pintado,atado

David Vivancos
Grimas y leyendas

jueves, 8 de agosto de 2013

Encantamiento - Félix Albo

Cuando besé a mi novia por primera vez quedé encantado. Desde entonces vivo saltando de charca en charca. 



Félix Albo
Cuaderno de viaje de Félix Albo

jueves, 1 de agosto de 2013