jueves, 23 de enero de 2014

10 - Sandro Centurión

        La verdad es que no vivieron felices por siempre. Apenas unos meses más tarde discutieron y el príncipe azul prefirió volver a ser sapo antes que seguir con ella. Una noche escapó del Palacio y nunca más se supo de él. La princesa se quedó sola, la monarquía entró en decadencia y pronto perdió todo su dinero y su poder. Los años pasaron y la princesa, que ya no era princesa sino una pobre mujer, se hizo vieja y demacrada. Hay quienes dicen que ahora maneja un camión de transporte. Aseguran que sólo recupera su dulce sonrisa de princesa cuando las ruedas de su camión aplastan sapos en la ruta.


Sandro Centurión

jueves, 16 de enero de 2014

Identidad batracia - Héctor Ugalde

Después de unas copas el extraño se fue de la lengua.
- ¿Sabes qué? Aquí en confianza, los batracios somos extraterrestres. De seguro conocerás esas historias que cuentan de casos en que llueven sapos. Esas han sido las oleadas para invadir la Tierra. Pasan las naves y nos dejan caer, de preferencia durante alguna tormenta. O el cuento aquel del príncipe convertido en sapo que mágicamente vuelve a su forma humana gracias al beso de una hermosa mujer. Y no es magia. ¡Pura tecnología! Bueno, pues eso me pasó a mí, así que ahora espero el beso de una rana para volver a ser sapo y... 
Ahí fue cuando me enfurecí y lo maté. Era un traidor que en cualquier momento hubiese arruinado la misión.
La rana escuchó la explicación, sonrió y besó al hombre. Él se convirtió en sapo, ella en mujer, quien sin dejar de sonreír, mató al batracio extraterrestre. Los humanos también tienen agentes infiltrados.

Héctor Ugalde
abraPALABRAmágica

jueves, 9 de enero de 2014

Cuando las ranas críen pelo - Carmine


Sorprendente pero la tenía ante mis ojos, era una rana con dos largas trenzas que colgaban a ambos lados de su cabeza, eran hermosas y en la punta un lazo precioso de color verde como no, haciendo juego con su brillante piel pringosa.
Aquella bruja tenía razón cuando me dijo: _ El día en que las ranas críen pelo, y tú seas testigo, ese día, pensarás que has perdido el juicio por completo, pero inmediatamente sabrás en tu interior que no se trata de eso. 

Texto e imagen: Carmine de El laberinto del Ompligo