jueves, 30 de mayo de 2013

Una fábula - Eduardo Gotthelf


La yegua se había mancado. Faltaba poco para el anochecer y su esposo la
esperaba en la otra orilla. Lady Ranalagh no tuvo más remedio que pedirle a
Sir Al Acrane que la llevara en su bote. Él aceptó encantado.
En la mitad del lago el encantador caballero la sedujo. Luego, mientras se
vestían, llegó el arrepentimiento.
―¡Qué hicimos! ¡Lord Ranalagh nos matará a los dos!
―Fue inevitable ―respondió él ―estaba en nuestra naturaleza.

De “Paraísos Paralelos”, de Eduardo Gotthelf
Editorial Axioma, Río Negro, Argentina, 2012

jueves, 23 de mayo de 2013

Origami - Xavier Blanco y Sara Lew


Algunas veces me repito y hablo solo. También me gusta hacer figuras de papel: elefantes, girasoles y estrellas de colores. Mamá siempre dice que me tome las pastillas. Ella no quiere que me acerque al acantilado, porque el mar es muy traicionero, pero hoy tenía que venir. Aquí empezó a volar la grulla que hice el otro día. Seguro que regresa. Naufragaron los barquitos y no volvió la rana, ni el cisne, ni siquiera el dragón alado. Seguro que regresa. Esta vez le pinté dos ojos azules, grandes como botones. 

Xavier Blanco

jueves, 16 de mayo de 2013

El estanque indignado - Purificación Menaya



La rana, desde su hoja de nenúfar, contempla su rostro reflejado en la charca.
—Espejito, espejito mágico, ¿quién es el batracio más indignado del reino? ¿Es Mauricia, que la desahuciaron de sus verdes juncos y pide desesperada algo de comer para sus hambrientos renacuajos en el fango de la beneficiencia? ¿Es la joven Martina, que no encuentra trabajo ni de limpia-ancas y ha decidido emigrar a la gran charca allende los mares? ¿Es Clarita, la médico que sueña con recetar esos carísimos fármacos mejorados que no están permitidos por la ministra de sanidad? ¿Es...

El estanque agita sus aguas, su superficie tiembla en ondas concéntricas, aquieta poco a poco la turbulencia y tras un silencio de cristal responde:
—Ah, mi adorada ranita, mi ama desde el principio de los tiempos, el mayor indignado soy yo, que os veo reflejados a todos, cada cual con su sufrimiento a cuestas; y sobre todo veo a los que, como tú, os apoltronáis cada noche frente a mí en vuestros sofás, comiendo mosquitas, para contemplar el triste reflejo de esta charca venida a menos, sin atreveros a mojar un anca por miedo a perder el cómodo nenúfar donde se asientan vuestras posaderas.

Purificación Menaya

jueves, 9 de mayo de 2013

El requisito - Beatriz Carilla Egido

Para llegar a ser mi príncipe antes tienes que convertirte en sapo, ¿lo has entendido, renacuajo?



Beatriz Carilla Egido
Una mariposa como sello
Sé haiku

El sapo encantado - Eduardo Gotthelf

Esa noche, poco antes del beso que pondría fin a su condición, el Sapo vislumbró, en los ojos de la Princesa, su propio destino. Se vio joven y apuesto, luego príncipe consorte, más tarde rey y, finalmente, después de victoriosas campañas militares, emperador. Parpadeó dos veces, como suelen hacer los sapos. Luego saltó al agua y desapareció arroyo abajo.


De “Paraísos Paralelos”, de Eduardo Gotthelf
Editorial Axioma, Río Negro, Argentina, 2012

jueves, 2 de mayo de 2013

Otra versión feliz - David Moreno



La princesa cerró los ojos y besó con ternura al sapo: segundos después ella se convirtió para el resto de sus días en una bella rana y pasaron sus días croando de charca en charca.

David Moreno Sanz
Microseñales de Humo