Esa noche, poco antes del beso que pondría fin a su condición, el Sapo vislumbró, en los ojos de la Princesa, su propio destino. Se vio joven y apuesto, luego príncipe consorte, más tarde rey y, finalmente, después de victoriosas campañas militares, emperador. Parpadeó dos veces, como suelen hacer los sapos. Luego saltó al agua y desapareció arroyo abajo.
De “Paraísos Paralelos”, de Eduardo Gotthelf
Editorial Axioma, Río Negro, Argentina, 2012
De “Paraísos Paralelos”, de Eduardo Gotthelf
Editorial Axioma, Río Negro, Argentina, 2012
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