jueves, 21 de junio de 2012

El circo del bosque - Xavier Blanco


Emerge disimulado en un recodo del sendero. Llega con el crepúsculo, cuando el sol bosteza rendido  y las sombras de la tarde se diluyen en la lejanía. Levantan su carpa majestuosa,  tejida a base de hojas secas, madreselvas y pétalos de amapola. Un enjambre de luciérnagas ilumina la función.
Pasen y vean: abedules con chistera, conejos que son leones,  el ciervo contorsionista, el ciempiés acróbata, el erizo tragasables.  El cuervo ventrílocuo y su muñeco el espantapájaros. Arañas en monociclo que hilan incansables sus telas. Ciervos malabaristas serpenteando por el alambre. Ardillas elefante y la garza barbuda. Cierra la función el oso lanzador de cuchillos.  Todos exhiben alegremente sus habilidades: el abedul se saca palomas de la manga, el erizo embelesa con su destreza, gimotea el muñeco en manos del grajo, salta el ciempiés más allá de lo imposible.  
Al finalizar la función resuena un coro de abejas, el croar de las ranas, el arcoíris de los camaleones. El viento silabea. Los árboles del bosque aplauden ensimismados.  Algunos comentan que esto no es en puridad un circo. Otros creen que lo hacen sólo por dinero. Todos se equivocan.


Xavier Blanco

4 comentarios:

Rosa dijo...

Maravillosa historia de circo surrealista. Me ha encantado el cuervo ventrílocuo y el espantapájaros jajajaja.

Besos desde el aire

Puck dijo...

Xavier, las ranas de reparto también tienen su hueco en la charca jeje
croak, croak

XAVIER BLANCO dijo...

Hola Mar,
llevo unos días apartado del mundo, y verme aquí rodeado de tan buenos amigos ha sido un soplo de aire fresco.
Un abrazo, y gracias por compartir.

WP dijo...

Xavier, precioso. Gracias a ti he podido imaginarme a un abedul que hace magia y a un ciempiés saltarín. Intentaré contárselo a mis sobrinos

Un abrazo