jueves, 2 de agosto de 2012

Anfibios encantados - Mondorino y Clara Varela



Tras largo tiempo dedicado al estudio de los cuentos de hadas, el profesor Jacob Harris acabó convencido de que los anfibios encantados existían realmente. Creía que en algún lugar inexplorado vivían príncipes y princesas transformados en sapos o ranas por el maleficio de alguna bruja vengativa. Para demostrar su teoría, Jacob decidió viajar a los lugares más remotos. Su objetivo era besar a cada anfibio que encontrara y apuntar meticulosamente los efectos de su beso en una libreta.
Durante años, la libreta de Jacob permaneció en blanco porque no obtuvo resultados. Pero un día descubrió una rana junto a una charca recóndita y tuvo la certeza de que era la elegida. Lo supo porque no hizo ademán de huir cuando él se acercó y por la manera en que brillaban sus ojitos saltones al mirarle. Incluso parecía sonreírle. Intuyendo que había encontrado lo que llevaba tanto tiempo buscando, Jacob besó a la rana.
La transformación comenzó exactamente tres segundos después. Aunque no fue la rana quien experimentó los cambios, sino Jacob. Lo cierto es que él no pareció muy sorprendido de acabar convertido en sapo. Miró a la rana con los mismos ojitos saltones con los que ella le observaba a él: ahora sí, estaba seguro de que la rana sonreía. Y se dijo que ninguna princesa podría tener nunca una sonrisa tan bonita.
La rana brincó a la charca y Jacob le siguió. Atrás quedaron su libreta de apuntes, su ropa y sus gafas de profesor. No le importó desprenderse de nada de aquello: sabía que su rana y él vivirían felices. Y comerían lombrices.

Texto: Mondorino
Ilustración: Clara Varela - Escríbeme una ilustración

3 comentarios:

Yashira dijo...

Genial, texto e ilustración. Muy bonita la historia, no importa quien transforme a quién lo importante es ser felices.

Un abrazo desde mi mar.

Reina dijo...

Hermoso texto...! :)

Puck dijo...

Clara y Mondorino, qué gran combinación para la charca. Gracias

Y saludillos a todos por seguir ahí
croak, croak