
La verdad es que no vivieron felices por siempre. Apenas unos meses más tarde discutieron y el príncipe azul prefirió volver a ser sapo antes que seguir con ella. Una noche escapó del Palacio y nunca más se supo de él. La princesa se quedó sola, la monarquía entró en decadencia y pronto perdió todo su dinero y su poder. Los años pasaron y la princesa, que ya no era princesa sino una pobre mujer, se hizo vieja y demacrada. Hay quienes dicen que ahora maneja un camión de transporte. Aseguran que sólo recupera su dulce sonrisa de princesa cuando las ruedas de su camión aplastan sapos en la ruta.