jueves, 12 de abril de 2012

Sapos y princesas (III) - Pedro Herrero

En la versión original de la historia, la princesa estrella la rana contra la pared del dormitorio. Hasta un niño sabe que ese gesto define -mucho mejor que un beso- el temperamento regio.



Pedro Herrero

7 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Ay, pobre ranita!!!!
Ja ja ja, una visión muy "real", Pedro.
un abrazo

Enmascarado dijo...

¡Qué brutita!
¿De dónde era esta princesa?

omar enletrasarte dijo...

hasta un pequeño niño, lo sabe,
saludos

Sergio Cossa dijo...

¡Quién dejó este asqueroso bicho en mi dormitorio! :)
Muy bueno, Pedro.

Puck dijo...

Pedro, insisto una vez más (y todavía quedan unas cuantas jeje) que me encanta tu interpretación de la relación entre sapos y princesas jeje

Gracias a todos por llenar de palabras la charca

croak, croak

Paloma Hidalgo dijo...

Debe ser cosa de la sangre azul. Me encanta tenerla roja.

Un beso Pedro, otro para ti Mar.

Reina dijo...

Los sapos deben aprender a huir de las princesas por el bien de su salud.... y las ranas de los príncipes azules por el mismo motivo... :)