En la charca de las ranas se celebra una reunión, hay mucho alboroto, todas pretenden hablar a la vez, algunas protestan escandalizadas, otras, muy sesudas, exponen grandilocuentes reflexiones. Ninguna parece tener claro que hacer con la nueva, el motivo por el cual se han congregado.
De pronto en mitad del círculo de húmedos cuerpos se abre un espacio y hace su aparición, con pasos menudos y artríticos, la más anciana de la charca. Sus saltones ojos miran con indisimulada sorna a todas las reunidas. El silencio se impone, apenas roto por el vuelo frenético de los mosquitos que en ese momento se saben a salvo.
—¿Qué escándalo es este? —Croa la anciana —¿Se puede saber el motivo de tantos gritos?
De nuevo se inicia la algarabía, nadie atiende, todas quieren imponer su punto de vista.
—¡A callar! —Dice la anciana, —basta ya de griterío, ¡parecéis humanos! Vamos a ver, ¡tú! cuéntame que pasa.
—Gracias, anciana. Todo esto es por la nueva, muchas pensamos que no debe estar aquí, es distinta. Su piel tiene otro color y… ¡tiene rayas! Por eso creemos que hay que expulsarla de la charca. Lo que pasa es que algunas hermanas no están de acuerdo y como la ley dice que todo se debe hacer después de consultarte a ti…
—Ya veo, ya… —responde la anciana, girándose muy despacio para abarcar a toda la comunidad allí reunida. —Debería daros vergüenza, semejante escándalo por una nueva inquilina. Ahora si estoy segura que se os ha pegado la altanería de los humanos, actuáis como ellos. ¿Acaso sois todas iguales? ¡Desde cuando procedemos así! No me hurtéis la mirada, ¡nosotras somos ranas y en nuestra charca cabemos todas! ¡Pensadlo bien! Si queréis imitar lo peor de los sujetos de dos piernas no puedo impedirlo, pero yo voy a dar la bienvenida a la nueva y a ofrecerle mi casa.
La anciana se gira con agilidad sin mirar atrás, en su rostro se advierte una sonrisa al notar que todas las ranas en silencio y cabizbajas siguen sus pasos. Por ahora la charca continuará siendo un lugar para todas, sea cual sea su condición.
Elysa Brioa de Diseños by Elyely
14 comentarios:
Este micro de Elysa me lleva a pensar cuántas veces somos ranas normales, que pasamos desapercibidos en nuestra charca y cuántas somos la rana rayada.
Una parábola muy bien construída.
Abrazos,
El relato está clarito, no deja nada a la imaginación del lector: No siempre hay que dejar que el lector averigüe, hay que ir directamente a su centro neurálgico, decirle claramente que no hay diferencias por el color. Así, como tu rana. Seguro que algún sapogobierno es quien malmete a las ranitas. Todos estamos en el mismo charco. Me gusto, enhorabuena Elysa y Puck por esta entrada.
Es una fábula bien bonita.
Ahora no se tiene por costumbre acudir a fábulas o cuentos con fondo moral y, si están bien escritos y desarrollados, son deliciosos.
Vivimos las postrimerías de una época cuyos valores han quedado caducos. Necesitamos nuevos valores, no debe darnos miedo enarbolar banderas éticas.
Un beso, Elysa.
Yo creo que esa rana está enferma. Se nota que está "cebril". En cuanto le pase la "ciebre" será como todas.
Un ferpecto cuento para leer en las escuelas y los parlamentos.
Besazo!
Una fábula fantásticamente bien esbozada, pulida y narrada. Una versión del patito feo, pero sin tener que ser abandonado a su suerte y el devenir por un mundo hostil.
¿Cuántas veces tenemos rayas? ... y ¿cuantas veces tenemos la habilidad para mostrarnos al mundo como esa noble anciana?.
Muy bonito Elysa, ¡me alegro de que te hayas hecho un huequito en este mundo fantástico de charcas y ranas!. Muchos besos.
Ely, me ha gustado tu fábula, ejemplarizante, como debe ser. Como un buen maestro enseña a sus niños, o como la rana anciana lo ha hecho....
Y los hombres, casi siempre salimos mal parados, ¿por qué será?
Un beso.
A.M.A.
Como rana rayada te agradezco mucho, Ely, que en alguna parte, la autoridad esté a favor de nosotros los raros.
De cerca somos todos raros ;)
Besos
Qué fábula más interesante, que además te ha quedado bien bonita... Me gusta mucho.
Un abrazo
Pues como en cualquier comunidad o familia, ocurre que este tipo de trifurcas sean de lo más normal. En este caso, ni la charca se libra de la intolerancia de quien no tiene otra cosa que hacer que meter cizaña.
A ver si vamos aprendiendo, que ya hasta las ranas nos dejan en evidencia.
Besitos a ambas.
Muy bueno...¿y que pasará cuando la rana anciana no esté?, es para reflexionar. Un beso para las dos.
Si señora, en la charca tiene que haber ranas de todas las ramas, hasta ranas cebra. Me ha gustado Ely.
Besos desde el aire a anfitriona invitada.
No solemos admitir al que es diferente. Y ahora que somos multiculturales todavía hay tendencia a los nacionalismos.
"No cabemos todos y no en una charca sino en todo el globo terrestre."
Muy bien llevad la historia Ely.
Bss
Lo diferente nos da miedo. Y es que somos unos cobardes!!
Besines,
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