
Cuando Monterroso despertó, los animales habían hecho de las suyas. La oveja negra gobernaba un país de ovejas blancas, el camaleón había perdido el interés por los juegos de espejos y la rana, matrona de voz grave, soñaba con un par de ancas biónicas. Pero lo que más sorprendió al escritor fue su autobiografía escrita por un dinosaurio.
José Manuel Ortiz Soto
Cuervos para tus ojos
1 comentario:
Jajajaja, muy bueno.
Besos desde el aire
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