jueves, 16 de mayo de 2013

El estanque indignado - Purificación Menaya



La rana, desde su hoja de nenúfar, contempla su rostro reflejado en la charca.
—Espejito, espejito mágico, ¿quién es el batracio más indignado del reino? ¿Es Mauricia, que la desahuciaron de sus verdes juncos y pide desesperada algo de comer para sus hambrientos renacuajos en el fango de la beneficiencia? ¿Es la joven Martina, que no encuentra trabajo ni de limpia-ancas y ha decidido emigrar a la gran charca allende los mares? ¿Es Clarita, la médico que sueña con recetar esos carísimos fármacos mejorados que no están permitidos por la ministra de sanidad? ¿Es...

El estanque agita sus aguas, su superficie tiembla en ondas concéntricas, aquieta poco a poco la turbulencia y tras un silencio de cristal responde:
—Ah, mi adorada ranita, mi ama desde el principio de los tiempos, el mayor indignado soy yo, que os veo reflejados a todos, cada cual con su sufrimiento a cuestas; y sobre todo veo a los que, como tú, os apoltronáis cada noche frente a mí en vuestros sofás, comiendo mosquitas, para contemplar el triste reflejo de esta charca venida a menos, sin atreveros a mojar un anca por miedo a perder el cómodo nenúfar donde se asientan vuestras posaderas.

Purificación Menaya

3 comentarios:

Yashira dijo...

Ya lo creo que es para indignarse y es que eso está pasando en todos lados, no sólo en la charca.

Demasiada comodiad y poca acción se ve en la calle.

Abrazos.

Nel Morán dijo...

Todo por un triste nenufar,... eso es por los que nos peleamos.

Puck dijo...

Puri, gracias por traer la indignación a la charca y gracias a Yashira y Adivín por darle vida con sus comentarios
croak, croak