"Qué mejor final para un principio tan desalentador" pensó el príncipe del cuento, convertido por un beso en rana, recordando a la princesa tan poco agraciada con la que había sido obligado a casarse para garantizar el futuro del reino.
Texto e ilustración: Sara Lew
Microrrelatos ilustrados
6 comentarios:
Genial!!! Representa lo que ocurría en esos reinados de "conveniencias"
Pasar al otro lado, sea cual sea el otro, siempre tiene su toque de felicidad.
Un abrazo doble
Es que, nadie comenta, que al príncipe sólo se le acercaban princesas de segunda y tercera división, de ésas que el Peñafiel pone a caldo porque, el pobrecillo, buena persona, campechano (¿de qué me suena esto de campechano?), de acrisoladas virtudes y exquisitos modales, tenía una halitosis que había mandado al paro al encargado de desinfectar las cuadras reales.
Muy maja la charca, oye. Besicos desde Zaragoza.
Victoria Trigo
Todo es rebobinar. En el cuento que todo es posible claro.
Los cuentos hacia adelante o hacia atrás, haciendo sonreír más de una vez, por un final feliz.
Muy bueno, Sara. Un abrazo
Ya tenía que ser fea y malaje jajaja
Que perspectiva tan sátira y cruda de la realidad ¡Y con que naturalidad se cuenta! Sorprendido, para bien, me hallo.
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