lunes, 3 de octubre de 2011

Al otro lado - Jesús Esnaola

Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura se convirtió en rana con un sonido sordo, introvertido, y un poco de humo. Ella se quedó mirándola y la recogió del suelo, con disimulo, temerosa de que alguien, cerca del pajar, se diera cuenta de lo que había ocurrido. Después introdujo la rana en la bolsa que llevaba y se acercó de nuevo al camino que conducía a la fonda, a hacer mariposas con los ojos a otro peregrino. Sólo uno más y tendría suficientes para la docena de ancas de rana que se le habían antojado a su señor.
Jesús Esnaola

5 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Genial ranita... princesa caza ranas para ración de ancas
Abrazos a ambos

Puck dijo...

Yo también me quedo con las ranas... pero luego no las cocino jeje, las dejo chapotear en la charca.

Gracias Jesús, es un placer tenerte por estos lares

Saludillos
croak, croak

Reina dijo...

Escalofriante historia.... brrrr....!!! jaja

Rosa dijo...

Pobres, pero mira que son tontos!!!

Genial esta caza ranas.

Besos desde el aire

Enmascarado dijo...

Todos los principes cojean de la misma anca.