Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura se convirtió en rana con un sonido sordo, introvertido, y un poco de humo. Ella se quedó mirándola y la recogió del suelo, con disimulo, temerosa de que alguien, cerca del pajar, se diera cuenta de lo que había ocurrido. Después introdujo la rana en la bolsa que llevaba y se acercó de nuevo al camino que conducía a la fonda, a hacer mariposas con los ojos a otro peregrino. Sólo uno más y tendría suficientes para la docena de ancas de rana que se le habían antojado a su señor.
Jesús Esnaola
5 comentarios:
Genial ranita... princesa caza ranas para ración de ancas
Abrazos a ambos
Yo también me quedo con las ranas... pero luego no las cocino jeje, las dejo chapotear en la charca.
Gracias Jesús, es un placer tenerte por estos lares
Saludillos
croak, croak
Escalofriante historia.... brrrr....!!! jaja
Pobres, pero mira que son tontos!!!
Genial esta caza ranas.
Besos desde el aire
Todos los principes cojean de la misma anca.
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